En los lejanos pero fabulosos años 70, cuando cursaba mi carrera de Economía, se vendían en los puestos de periódicos del país unos encantadores librillos de autores clásicos de la Editorial Aguilar que fomentaban nuestro ánimo lector. ¿Ustedes los recuerdan? ¿Acaso guardan algunos ejemplares?

Siendo estudiante de economía de la BUAP, me convertí en cliente de la editorial española Aguilar, dado su catálogo de obras importantes de la disciplina. En efecto, algunos de los grandes economistas de la época, generalmente premios Nobel, habían sido traducidos y editados por Aguilar para el mercado hispanoparlante. Cómo no recordar, por ejemplo, el clásico libro de Sir John Maynar Keynes, Teoría general de la ocupación, el interés y el dinero, que fue una verdadera biblia del progresismo económico y fuente de inspiración del New Deal. También una diversidad de libros y manuales de teoría económica, econometría y especialmente obras de las corrientes liberales.
Sin embargo, Aguilar editores también contaba con interesantes colecciones literarias que sus agentes de ventas sabían promover y colocar muy bien entre nosotros, pues la empresa contaba además con ventas en abonos que a los estudiantes nos resultaban muy convenientes. En esta época había en Puebla una gran vendedora de Aguilar llamada Aurora González, a quien Leticia y yo acabamos estimando mucho. Con los años doña Aurorita se convirtió en la responsable de la librería universitaria de la UAP, dentro de la Dirección de Difusión Universitaria que dirigía Armando Mena bajo el rectorado de Alfonso Vélez.
Recuerdo que además de los libros de economía adquiridos con Aguilar, como el Samuelson, y que resultaban por cierto nada baratos, llegué a comprar los libros de Conan Doyle dedicados al detective inglés Sherlock Holmes, las novelas del archivillano Fantômas, de los franceses Souvestre y Allain, la colección de pensadores griegos (biógrafos, científicos, filósofos, oradores) bellísima, y La Ilíada y La Odisea de Homero, en fin una buena biblioteca con excelentes ediciones como ya casi no se encuentran.

Cuando la Editorial Aguilar comenzó a abandonar el mercado del libro en México, quizá por problemas de costos, quizá por una merma de clientes ante el alto precio de sus libros, no lo se realmente, tuvieron todavía la buena idea de colocar muchas de sus obras clásicas en formato pequeño, 8 x 13.5 cm y con una extensión de entre 350 y 500 páginas. Nada malas estas ediciones populares, cuyo precio iba en aquel momento de los 35 a los 60 pesos. Con esta promoción de Aguilar podías hacerte de una muy buena biblioteca con autores clásicos españoles, ingleses, rusos, franceses, alemanes, etc. en los más diversos géneros literarios. Todavía conservo algunos títulos de estos bellos librillos, que te acompañaban y podías sacar en cualquier momento, como hoy el celular, para mitigar la espera, para divertirte o para ilustrarte con una buena lectura.
Si alguno de mis amigos o amigas tienen títulos de estos libritos de Aguilar comuníquenlo, tal vez podamos intercambiarlos como estampitas.
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